febrero
ABANDONO ANIMAL
Por: Judith Hernández / @providaunimet
“Primero, fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora, es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales.”
Víctor Hugo (poeta francés, 1802 –1885)
La proliferación de perros en situación de abandono en la calle es considerada por algunos miembros de la sociedad como un problema de salud pública. Pero la verdad es otra: el perro es el mejor amigo del hombre y lamentablemente hay quienes deciden darles la espalda a sus más fieles amigos. Hay otros, en cambio, que asumen al hombre como el mejor amigo del perro y comparten armónicamente un espacio común. Es en esa relación simbiótica donde se logra dignificar la vida en todas sus dimensiones.
Los perros en situación de alle no son un problema público, para ser honestos, tal calamidad se debe a una sociedad sórdida al dolor ajeno, e indiferente ante el sufrimiento silencioso de un ser vivo. Hay quienes tienen el descaro de abandonar a un perro luego de años de fiel compañía, quienes le sacan crías a una perra y luego botan las camadas a la calle: imperdonable. Esa triste realidad sólo ocurre en un mundo en decadencia, un mundo sin valores de solidaridad, un mundo que se va alejando de Dios.
Pero… ¿Qué significa abandonar a un perro? Simplemente es condenarlo a muerte por culpa de la desidia. Para el insensible que se deshace de un perro cualquier excusa es válida: la llegada de época de vacaciones, la mudanza a una nueva casa, el nacimiento de un hijo. Lo que sea es válido para justificar lo injustificable. Pero para el humano en plenitud espiritual no es así; en cambio, el perro se convierte en su más firme aliado porque su comportamiento es la consecuencia de la educación que se le ha impartido.
Cuando se abandona a un perro en la calle, suele morir de hambre y sed o se enferma, tratando vagamente de volver a su hogar. En el mejor de los casos, muere de inmediato. En el peor escenario, queda tan mal herido que lo único que queda es la enfermedad y el sufrimiento.
¿Cómo se revierte esta situación? Simple, adoptando a los mejores amigos, a los más fieles e incondicionales aliados: los perros. También, ayudando a las asociaciones de protección animal, a los proteccionistas, y a todas aquellas personas que con vocación genuina tratan de orientar a una cultura de respeto por la vida animal. Es recomendable trabajar conjuntamente con las autoridades para que se implementen campañas de esterilización a costos accesibles, para que se legisle sobre la seguridad y el bienestar de los animales, en vez de su exterminio, para prohibir la crianza y venta ilegal de perros. Se debe trabajar en conjunto para efectuar programas educativos sobre tenencia responsable de mascotas.
Aunque quede aún mucho por hacer, sí se puede hacer algo. ¡Anímate! Nunca es tarde para unirte a un grupo, asociación o fundación de protección animal. Te esperamos: en la unión está la fuerza.
Sumemos voluntades.
Por: Judith Hernández
Entrenadora certificada y asesora en comportamiento canino,
Presidente de Provida Animal.
0414-1369975