julio
Maggy, en historias felices de adopción
Un 18 de mayo de 2013, nos avisaron de que habían 2 cachorras abandonadas en el Terminal de Valera. Comenzamos a difundir por todos los medios posibles a ver quien quería de casualidad unas cachorras, pero fue en vano. Sólo hubo una chica que se ofreció a llevarles comida al lugar donde se encontraban y hacerles una casita improvisada para las dos, en efecto ese mismo día ella se dirigió e hizo lo prometido.
Esa era una temporada lluviosa, y el 20 de mayo bajamos del trabajo, llovía fuerte y decidimos darles una vuelta a las cachorras para dejarle alimento; pero nos encontramos con la sorpresa de que en la casita improvisada que le había hecho la chica, alguna persona despiadada (imaginamos que era un indigente) hizo sus necesidades en la casita y sobre ellas estaba una de las cachorras acostadita, olía absolutamente mal, miramos a todas partes buscando a la segunda cachorra y no la encontrábamos, escuchábamos un pequeño chillido y al voltear, la vimos ahogándose en un pozo de agua. Corrimos a socorrerlas, no podíamos dejarlas allí y decidimos traerlas a nuestra casa.
En la mañana siguiente cuando nos asomamos a verlas, había heces con sangre, de inmediato sospechamos de parvovirosis y al llevarlas pocas horas después al veterinario se confirmó que si era. El Médico Veterinario les colocó inyecciones y mandó tratamiento, nos dijo que tenían aprox. 3 meses. Al llegar a la casa justamente una hora después de haberles aplicado las inyecciones, la segunda cachorra lamentablemente falleció, la dosis era muy alta y ella estaba más débil que la otra. (y con la mojada que agarró empeoró la cosa, la otra también estaba mojada, pero no tanto)
La otra cachorra a la cual le apodamos Maggy seguía luchando por su vida, a los 3 días no se vio mucha mejoría, hacíamos todo lo posible por hacer que estuviera cómoda y tranquila. Al 4to y 5to día comenzó a mejorar, ya movía la colita al vernos llegar y nos daba algunas lamidas. Aún no soportaba mucho comida, había que estarle dando suero.
A la semana la llevamos nuevamente al chequeo, ya estaba muchísimo mejor, ya daba mordisquitos, trataba de escaparse del lugar donde la teníamos, comía, se llegó a arrancar hasta un Jelco… En fin estaba feliz…! La doctora la encontró muchísimo mejor que la vez pasada, se alegró mucho al verla así; realmente pensó que no sobreviviría porque sólo un cachorro en 1 millón sobrevive a esta enfermedad tan peligrosa, y en la mayoría de los casos mortal…
Ella es el ejemplo de una verdadera luchadora. Después de hablar toda la familia, decidimos que no podíamos apartarla de nuestra vida, así que la adoptamos como un miembro más de la familia…
Hoy Maggy está feliz junto a nosotros y nuestros otros 2 perritos, tiene 4 meses ya. Es la bebé de la casa 🙂
Por: Alice del Valle Lozada Monrreal / monrreal1997@gmail.com
Las historias y opiniones aquí publicadas pertenecen a las personas que las escribieron.
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