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junio

PICKLES: EL PERRO QUE RESCATÓ EL ANTIGUO TROFEO DE LA COPA DEL MUNDO (JULES RIMET) EN INGLATERRA 1966

Como sabrás, el actual trofeo de la Copa del Mundo nació en 1974. Hasta ese momento, la copa que recibía el campeón era otra distinta a la actual. Era la copa Jules Rimet, llamada así en honor del artífice del Mundial.

 

Dejó de entregarse cuando Brasil, en México 70, logró su tercer título. Estaba estipulado que aquella selección que fuera la primera en ganar tres trofeos se quedaría en propiedad el trofeo Jules Rimet. Casualmente, Brasil jugó la final de 1970 ante Italia, la otra selección que optaba a quedarse en propiedad la copa.

 

Originalmente llamada ‘Victoria’ (por estar la diosa griega Niké –victoria- representada en ella), recibió el nombre de Jules Rimet de manera oficial en 1946.

 

Diseñada por Abel Lafleur y fabricada en plata bañada en oro con una base de lapislázuli, medía 35 centímetros y pesaba 3,8 kilogramos. La copa sufrió no pocos avatares. Por ejemplo, en 1938, durante la II Guerra Mundial, el trofeo fue resguardado… en una caja de zapatos. Fue allí donde la depositó Ottorino Barassi, presidente de la Federación Italiana, para evitar que los nazis se hicieran con ella.

 

Pero la historia que nos ocupa el día de hoy es posterior, en la penúltima cita de la copa Jules Rimet, es decir, en el Mundial de Inglaterra de 1966. Meses antes del comienzo del torneo, la Confederación Brasileña devolvió el trofeo a la FIFA y luego llegó a Londres para ser exhibido al público.

 

El domingo día 20 de marzo de ese año, el trofeo estaba expuesto en el Westminster Central Hall de Londres, una iglesia metodista y edificio de usos múltiples situado en el centro de la ciudad. La tarde de aquel día, la copa fue robada. La BBC informó entonces de que el valor del trofeo era de 30.000 libras esterlinas de la época.

 

El robo se produjo cuando se estaba celebrando un oficio religioso en el lugar de la exposición y pese a que había dos agentes vigilando. Scotland Yard se puso en marcha y al poco tiempo, tenían una descripción de un sospechoso, un hombre de unos treinta años, pelo negro engominado y una cicatriz en el rostro, que había sido visto en las inmediaciones del edificio.

 

Mientras la policía buscaba con afán el trofeo, la FA (Federación Inglesa) tomó la precaución de construir una réplica exactadel trofeo para cubrirse las espaldas si no aparecía. Pero apareció.

 

Siete días después, el 27 de marzo de 1966, David Corbett, un ciudadano londinense, se encontraba paseando a su perro Pickles, una mezcla de border collie con otras razas, por la zona de Beulah Hill, en el barrio de South Norwood, al sur de Londres. Durante su paseo, Pickles empezó a ladrar y a escarbar junto a un seto. Extrañado, Corbett se acercó al lugar donde su perro se mostraba nervioso y encontró, envuelto en papel de periódico, nada menos que la copa Jules Rimet.

 

“Al principio creí que era una bomba”, dijo Corbett después. “Había mucha actividad del IRA en aquella época. Empecé a desenvolver el objeto pero nada se movió. Entonces vi que ponía ‘Brasil’, ‘Alemania’, etcétera y fui corriendo a avisar a mi mujer. Me pareció pequeña”, explicaría Corbett.

 

David Corbett acudió a Scotland Yard y en las dependencias de la policía londinense estuvo declarando toda la noche. El problema para él es que se convirtió en el primer sospechoso: “Había 20 policías a cada lado de mí y empecé a preocuparme”.

 

Inglaterra y el mundo futbolístico tenían a un nuevo héroe y no se trataba de un jugador, sino de un perro. Ambos recibieron  una recompensa, £6.000 en el caso de David y comida gratis para Pickles hasta el fin de su existencia. También y como muestra de agradecimiento asistieron a la cena oficial que dio la reina Isabel II tras el triunfo de Inglaterra sobre Alemania en la final del Mundial.

 

Pickles murió un año más tarde, en 1967, pero le dio tiempo a intervenir en la película “El espía con la nariz fría” y en numerosos programas de televisión. Enterrado en el jardín trasero de la casa de David Corbett en Lingfield (Surrey), al sur de Londres, gracias a su olfato el capitán Bobby Moore pudo levantar en Wembley el trofeo Jules Rimet por primera y única vez en la historia de Inglaterra.

 

Fuente: Blogs.20minutos.es

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